¿Si alguien te pregunta cuál es para ti el lugar ideal en el que perderte, tu mente vuela automáticamente hacia una playa salvaje, hacia un pequeño pedazo de paraíso en el que poder desconectar y desaparecer durante unas horas? Entonces tu sueño se va a hacer realidad. En tu viaje a Tenerife vas a poder cumplirlo si te atreves a vivir la aventura que supone pasar unas horas en la playa del Ancón, también conocida como playa de Santa Ana.
Toda la costa del Valle de La Orotava, en la que desemboca el acantilado, es uno de esos regalos de la naturaleza que a nuestros ojos se antojan únicos, preciosos, obras de arte, como una puesta de sol o las formas que dibujan las nubes en el cielo. Y la playa del Ancón no es una excepción, sino todo lo contrario.
Es un pequeño rincón en el que parece que en algún momento se paró el tiempo, que permanece ahí intacto, como siempre fue, porque para nosotros, que vivimos tan deprisa, la naturaleza cambia con calma, con tiempo. Ahí está la magia del Ancón: es una máquina del tiempo. Y tú puedes viajar en ella.
No necesitas llevarte mucho. Con ganas de aventura, la mente preparada para disfrutar al máximo el momento y estas indicaciones, vivirás, seguro, una historia inigualable.
Se hace camino al andar
Por eso llegar hasta el Ancón no es pan comido (aunque sí perfectamente posible). Ya sabes que las mejores cosas de la vida requieren algo de esfuerzo, pero luego la recompensa es siempre gratificante.
El acceso a esta playa casi salvaje, de arena oscura y aguas muy limpias, requiere que prestes atención al camino y extremes las precauciones para no resbalar. No es peligroso, no tienes por qué preocuparte, pero no se encuentra arreglado y hay que tener cuidado.
Si eres amante de la aventura disfrutarás con cada paso y si no, la dificultad del camino se habrá esfumado de tu mente una vez que pises la playa.
Estas son las indicaciones que debes seguir:
– Toma la salida 32 de la autopista del norte (TF-5).
– En el cruce, gira a la izquierda, hacia El Rincón.
– Avanza hasta encontrarte con el Restaurante San Diego y, en ese punto, coge hacia la derecha, por el camino de cemento. Con coche solo podrás llegar hasta un punto, y ahí deberás aparcar.
– Comienza a caminar y, al llegar al primer cruce, toma el sendero de la izquierda. Este será el que te lleve hasta la playa.
Ruta desde el Puerto de la Cruz hasta la Playa del Ancón
Puedes plantearte la experiencia como una excursión que acaba en la playa y hacer la ruta que te lleva hasta allí desde el municipio del Puerto de la Cruz. Es un plan distinto, más completo, que te permitirá vivir todas las maravillas que ofrece un recorrido por la costa norte de Tenerife con un final en un paisaje de ensueño.
Si apuestas por esta opción, ten en cuenta que te llevará algo más de tiempo: unas dos horas de ida y vuelta aproximadamente. Pero merece la pena, porque el sendero conecta con todas las playas de la zona y podrás quedarte con la imagen de cómo es el paisaje en su conjunto.
Cuando la naturaleza hace su magia
Cuando la naturaleza hace su magia ocurren cosas como la playa del Ancón, una conjunción perfecta, un pequeño punto en el que el tiempo pasa más despacio.
Unos 160 metros de arena negra recuerdan el origen volcánico de las islas y le dan un aire más salvaje y primitivo. El acantilado, y la vegetación que lo cubre, que llegan hasta la playa, funden sus aromas con el olor a mar y a salitre. Y las aguas nítidas invitan al baño con el constante batir de sus olas.
Ya sabes cómo es el tiempo en Tenerife, casi siempre agradable. Por eso podrás visitar El Ancón cuando quieras, en cualquier época del año, haga calor o algo de fresco. Merece la pena en verano y también en invierno. Lo que sí debes tener en cuenta es que el oleaje en la zona es a veces algo temperamental, y la cantidad de arena (y, en consecuencia, de espacio) varía de estación a estación.
Déjà vu
Si alguna vez has soñado con detener el tiempo, una visita a la playa del Ancón te hará sentir que es posible. Para la gente que conoció el Valle de La Orotava años atrás es siempre una experiencia especial, como volver al pasado, una especie de déjà vu.
Parece que la naturaleza presenta en ese pequeño punto del mapa una paradoja en la que el constante movimiento de las olas entra en contradicción con una realidad estática, una burbuja en forma de playa.
Remanso de paz
Podrás descansar como en ningún otro lugar porque otra característica de la playa del Ancón es su calma. Visitantes y lugareños conviven en ella en perfecta armonía y demostrando sumo respeto al entorno.
De tradición nudista, hoy se acerca a ella todo tipo de público para disfrutar de un día en familia, entre amigos o, incluso, en soledad.
Por la cierta complejidad que tiene su acceso, no es en absoluto una playa masificada. Más bien al contrario, suele estar muy tranquila y es un lugar agradable en el que deleitarse con el silencio y los sonidos de la naturaleza.
Una elección que marcará la diferencia
Si estás decidiendo qué hacer en Tenerife, tienes que elegir esta playa escondida en la costa norte. Toda la isla tiene auténticas maravillas que ofrecer, pero tú ahora conoces el secreto de este trocito de paraíso, y cumple con todas las características de tu destino perfecto: naturaleza virgen, algo de aventura, tranquilidad,… y una belleza inigualable.
La playa del Ancón no es un lugar turístico, y por eso es tan auténtico, tan puro. Por eso debes apostar por conocerlo, y por eso será lo que, en tu viaje, marque la diferencia.