Con todos sus rincones, sus playas, su ambiente, la fusión de culturas que tiene lugar en sus calles, etc., pocos sitios hay en el Puerto de la Cruz que tengan tanto encanto como la plaza en la que se sitúa la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia.
Sentado en uno de sus bancos podrás ver pasar las horas sin sentir que es momento de levantarte y cambiar de aires, porque ese pequeño enclave, a medio camino entre San Telmo y la famosa Plaza del Charco, tiene algo que te atrapa.
Siente, escucha, observa
Es el lugar perfecto para sentir. No se ve el mar, pero se intuye, se huele. Si alguien te llevara hasta allí con los ojos tapados, y no supieras dónde estás, al menos sabrías que te encuentras en una ciudad costera.
Es el lugar perfecto para escuchar. Alrededor de la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia siempre hay música, y se mezclan melodías de unos y otros, y se escucha alto el gentío que pasea por la avenida y a menudo se detiene a admirar la majestuosidad del edificio.
Y es el lugar perfecto también para observar. Dicen que es un buen ejercicio, ese: observar. Y hay lugares que se prestan a hacerlo, que acogen a personajes de lo más variopintos, con apariencias curiosas e historias que no conoces, pero que te puedes inventar.
El cisne al que todos miran
La plaza de la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia cuenta con un pequeño jardín custodiado por un cisne que mira hacia el cielo como si anunciara estar en un lugar sagrado. Él nunca mira a nadie, inmóvil dentro de la fuente, pero capta siempre la atención de los visitantes.
También hay muchas palmeras, lo que le da el toque autóctono y le pone el broche a una plaza de una iglesia típica en un pueblo pequeño y costero, en una isla con un clima siempre agradable.
Todo en ese rincón del Puerto de la Cruz se encuentra en perfecto equilibro: la arquitectura del edificio, el cisne, las palmeras.
La parroquia
En la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia (1697) se alojan algunas de las imágenes más admiradas de toda la isla de Tenerife, entre las que se encuentran el Gran Poder de Dios y la Virgen del Carmen del Puerto de la Cruz.
En cuanto a su arquitectura, es la típica arquitectura religiosa de Canarias: tiene tres naves divididas por columnas toscanas romanas y arquería de medio punto, y una cubierta interior de madera de artesonados mudéjares. Las reformas que se hicieron con posterioridad a su construcción provocaron que hoy haya partes que parecen no guardar relación con el resto, como algunas capillas de planta rectangular o la torre de la entrada.
Si eres un amante de la religión y el arte, no puedes pasarla por alto porque, además del valor que tiene en sí misma (es Bien de Interés Cultural), alberga numerosas obras de arte en su interior.