Es posible que ya tengas una idea más o menos general de lo que puedes ver en el Parque Nacional del Teide. Sabes que es el pico más alto de España, que por su belleza paisajística fue declarado por la UNESCO, hace unos años, Patrimonio Mundial de la Humanidad y, bueno, que te vas a quedar maravillado.
Nunca has oído a nadie decir lo contrario. Todo el mundo asegura que es una experiencia como pocas han vivido. Y eso ocurre porque es verdad.

El Parque Nacional del Teide es una de esas obras de arte de la naturaleza que te va a dejar con la boca abierta. Sentirás, literalmente, que has cambiado de planeta sin darte cuenta. No importa hacia dónde gires la cabeza, cada cosa que veas será más espectacular que la anterior.
Pero al margen de la idea vaga que puedas tener de lo que vas a encontrarte, al margen de que sepas que te encantará y que quedarás hechizado con la visita, habrá estampas que te sorprendan más allá de lo esperado, que no se pueden explicar. Su belleza, simplemente, se vive y se siente.
Un paisaje de ensueño
La riqueza geológica del Parque Nacional del Teide es realmente sobrecogedora: cráteres, conos, calderas, formas afiladas y abruptas en contraposición a grandes depresiones,…
Y puedes disfrutar de esa riqueza a través de más de veinte rutas, todas aptas para hacer senderismo si se tiene un nivel medio de forma.

Depende del tiempo que tengas podrás elegir una u otra, pero con todas podrás observar la enorme variedad paisajística de la zona y aprender sobre las formaciones y los materiales gracias a los paneles informativos que se encuentran repartidos por el Parque, todos perfectamente explicados.
No te puedes perder:
- El Llano de Ucanca, visita obligada porque es uno de los puntos que te hará sentir que has viajado fuera de La Tierra. Es un valle que, de verdad, parece sacado de otro planeta. Espectacular.
- Los Roques de García, formaciones rocosas con siluetas muy curiosas típicas del Parque Nacional del Teide.
- Las Siete Cañadas, una ruta que concentra gran parte de la riqueza paisajística, geológica, biológica e, incluso, arqueológica, de la zona.
- La Fortaleza, que permite contemplar la parte más homogénea del cono volcánico del Teide, una ladera de gran desnivel cuyo fin tiene lugar en algún punto en las profundidades del Atlántico.
- Los distintos miradores situados en varios puntos del Parque, como el del Tabonal Negro o el del Pico Viejo.
La cima de España
Una de las actividades que no puedes dejar de hacer es la de subir al pico del Teide. Es una de esas experiencias que te dejan sin aliento, y no solo literalmente.

Seguramente notes algún sobresalto en tu respiración, por la altitud y porque ascender hasta la cima requiere algo de esfuerzo. Pero la recompensa es demasiado grande como para que se te genere alguna duda en el camino. Sube y verás.
Y en caso de que no quieras llegar caminando, también puedes hacerlo en teleférico, que te dejará a unos 8 minutos aproximadamente del pico.
Dependiendo de cuál sea tu plan, existe la opción, además, de pasar la noche en el Refugio de Altavista, a unos 3200 metros de altura, y ver el amanecer mágico desde la cima de España.
Una noche estrellada
Si te gusta la astronomía, debes saber que el cielo del Teide es uno de los mejores para la observación de las estrellas. Al encontrarse tan alejado de la contaminación lumínica de los pueblos y ciudades de la isla, por su elevada altitud, el cielo se revela allí nítido, en todo su esplendor.
Es una zona de muy poca nubosidad, por lo que las posibilidades de tener buena visibilidad son muy altas, y lo único necesario para disfrutar de la velada es ropa de abrigo y una mirada atenta y curiosa.
Y si no quieres pasar solo una noche en el Teide, sin saber muy bien qué es lo que estás viendo ahí arriba, las visitas guiadas para esta actividad también están disponibles. Tanto el Parador de Las Cañadas del Teide como el Teleférico te proponen excursiones en compañía de un guía que te descubrirá todos los secretos del espectacular cielo nocturno de Canarias.
El mar de nubes
Impresionante. Así es el mar de nubes que, con un poco de suerte, podrás admirar desde el Parque Nacional del Teide o en sus alrededores (en tu ascenso o descenso a la cumbre). Los vientos alisios, con los que se encuentran muy familiarizados todos los isleños, arrastran las nubes hacia las laderas montañosas de la zona norte y generan lo que a nuestros ojos se antoja un mar en calma compuesto por algodones.

Este fenómeno natural no se produce necesariamente cada día, por lo que poder observarlo es eso, más bien cuestión de suerte. Pero si tienes el privilegio, ten por seguro que te vas a quedar boquiabierto con la experiencia.
Fauna y flora únicas en el mundo
Sí. Porque en el Parque Nacional del Teide hay numerosas especies endémicas que, por su condición, no vas a poder encontrar en otro lugar ni aunque des la vuelta al mundo.
Si te apasionan los animales disfrutarás como un niño viendo al lagarto tizón absorber el sol de la mañana o avistando al pinzón azul del Teide sobrevolar la zona. Abundan también los murciélagos (hay hasta cinco especies diferentes) y los insectos. Y estos son solo algunos del sinfín de animales con los que podrás cruzarte en tu visita, ninguno de naturaleza peligrosa.

Es asombroso ver cómo la aridez del Parque permite el crecimiento de vegetación, y lo cierto es que su flora es muy rica y variada. La retama, la violeta del Teide y los tajinastes (una auténtica explosión de color cuando están en flor) son algunas de las especies más significativas.
Que sean dos, o tres, o…
Para quedarte maravillado basta con que visites el Parque Nacional del Teide una sola vez, pero para conocerlo, para disfrutar de él y exprimir cada rincón, cada roca, todos sus colores,… para eso debes subir a la cumbre de Tenerife cada vez que puedas.
¿Un viaje a la isla? Que sean dos, o tres, o…