Si no has estado nunca antes en Tenerife es posible que no hayas oído mencionar esta curiosa palabra, guachinche. Pues bien, apréndetela de memoria porque no es posible que viajes a la isla y te vayas sin comer en alguno (o en varios) de estos pintorescos locales.
Te estarás preguntando qué tienen de especial, qué puedes comer en ellos,… qué son, incluso. Pues para descubrir cada detalle solo tienes que seguir leyendo: hay muchas razones por las que tiene que ser una parada obligatoria en tu recorrido por Tenerife.
Qué es un guachinche
Hoy en día, un guachinche es un establecimiento normalmente de origen familiar en el que los que tienen cosecha venden su vino hasta que se les agota, y lo acompañan con platos de comida tradicional canaria: escaldón de gofio, garbanzas, ropa vieja, piñas y costillas, conejo en salmorejo, bacalao, chicharros fritos,…
Desde hace unos años este tipo de locales tiene regulación y su oferta gastronómica es más restringida que la de los restaurantes, que comenzaron a quejarse porque la falta de regulación y el éxito popular de estos locales les afectaba negativamente.
Debes saber también que hay guachinches que compran el vino a otros cuando se les agota el de cosecha propia para continuar abiertos más tiempo, por lo que podrás encontrarlos todo el año.
Normalmente son lugares muy pintorescos y únicos, cada uno es diferente, y parte de su encanto está en que las mesas y sillas suelen ser diferentes, como si hubieran sido rescatadas de aquí y de allá, así como los toldos que cubren el espacio si el guachinche está situado en un patio.
Un poco de historia…
El origen de los guachinches, como aún cuentan algunos propietarios con muchos años y experiencia a sus espaldas, se remonta a los bailes o tenderetes que organizaban muchos agricultores para vender su vino directamente a la gente (ya fueran de la zona o visitantes) sin tener que recurrir a ningún intermediario.
Así, se reunían en la casa del campesino, en un salón u otra habitación grande, y con productos propios o de los vecinos se cocinaba algún plato típico y se comía acompañado del vino.
Además, distintos músicos amenizaban la velada con instrumentos que ellos mismos construían y los muchachos sacaban a bailar a las jóvenes que asistían bajo las atentas miradas de sus madres.
En los guachinches, según dicen, era donde se formaban las parejas y a donde se debía acudir para encontrar novio o novia, al ritmo de canciones tradicionales y en torno a buena comida y mejor vino.
I’m watching you!
Al parecer, en esta expresión inglesa, «le observo», se encuentra el origen de la palabra guachinche. Los compradores anglosajones la utilizaban para hacer saber a los agricultores que estaban listos para degustar y comprar sus productos, y ellos entendían «¿hay un guachinche?», un puesto o tenderete en el que pudieran probar antes de decidir qué querían adquirir.
Otros aseguran que el término procede de la palabra bochinche, aún hoy utilizada en la isla vecina de Gran Canaria, y que es sinónimo de alboroto o confusión.
Nada más auténtico
Posiblemente haya pocas experiencias más auténticas, si es que las hay, que disfrutar de un guachinche en Tenerife. La gente de la isla adora estos establecimientos y los visita con bastante asiduidad, en familia o con amigos, normalmente durante el fin de semana. Para ellos es una forma de apostar por sus tradiciones e integrarlas en su día a día, y no permitir que se pierdan en favor de otra cultura gastronómica importada y, con mucha probabilidad, de peor calidad.
En la mayoría de los casos estos locales siguen siendo como eran en sus orígenes, lugares familiares y de reunión, muy coquetos, situados en las zonas rurales, en los que saborear deliciosos platos típicos y buen vino del lugar, y todo, además, a muy buen precio.
Dónde encontrar un guachinche
Seguramente eso sea lo que te estés preguntando en este momento: «vale, pero, ¿dónde puedo encontrar un guachinche?». Pues no es nada complicado. Todo el norte de Tenerife está plagado de ellos, y con toda seguridad te tropezarás con más de uno en tu visita a los pueblos de la zona. Suelen estar situados, sobre todo, en los alrededores de las áreas con mayor actividad vinícola.
Aunque en menor medida, también los hay en el Valle de Güímar, e incluso podrás encontrar alguno en la capital.
Qué pedir en un guachinche
Quizás esta sea otra duda que te asalte, qué pedir. Bueno, eso puede depender de tus gustos y en muchos casos variará de un local a otro, aunque en general, como ya sabes, siempre se ofrecen platos tradicionales de las Islas Canarias.
Lo normal es que comas bien pidas lo que pidas, así que puedes solicitar a los camareros que te sugieran qué platos probar o preguntar por la especialidad de la casa si la hubiera. Si vas en grupo, una buena opción es la de pedir una ración de cada y así concentrar en un almuerzo un pequeño tour por la gastronomía típica del archipiélago.
Y, por supuesto, el vino es el elemento que no puede faltar. De hecho, normalmente es lo único que se puede beber en un guachinche aparte de agua. Será de buena calidad y combinará a la perfección con lo que decidas comer, eso es seguro.
Querrás volver…
La isla te conquistará por muchas razones y seguro que te vas con ganas de volver a ver los impresionantes paisajes del Parque Nacional del Teide, de darte un baño más en sus playas salvajes y paradisíacas, de recorrer una vez más sus pueblos con encanto,… y de comer de nuevo en un guachinche, claro.
Son el ejemplo perfecto de tradición, la esencia de la cultura tinerfeña y un lugar acogedor en el que trasladarse a los tiempos en los que las islas vivían de la agricultura y la ganadería. Son, en definitiva, una oportunidad perfecta para conocer el Tenerife más puro.